Las chinches suelen picar de noche, que es cuando están activas. Pueden detectar al huésped hasta a un metro y medio de distancia (lo cual es considerable teniendo en cuenta el reducido tamaño de las chinches, que en fase adulta miden unos 5-6 milímetros de longitud). Las chinches detectan a los humanos a través de la temperatura corporal (mediante sensores de temperatura presentes en las antenas), la emisión del dióxido de carbono exhalado en la respiración, o mediante la detección de determinadas substancias químicas presentes en el sudor seco, el material secretado por las glándulas sebáceas o las secreciones secas de los oídos.