En primer lugar, la emisión de las moléculas relacionadas con el olor de las chinches tiene una función defensiva, ya que forman parte de las feromonas de alarma de estos insectos. Cuando las chinches de cama se sienten amenazadas (ya sea por ataques de sus depredadores naturales, o por intentos de inseminación no deseada entre los individuos de un mismo refugio), desprenden feromonas de alarma que provocan el abandono de los refugios y su dispersión por la zona infectada.