La calidad del aire interior, clave para prevenir la COVID-19 durante el invierno
La irrupción de la COVID-19 y la consecuente emergencia sanitaria ha convertido la desinfección de espacios y el tratamiento de la calidad del aire interior en una de las máximas prioridades para la salud pública.
- La compañía especializada en sanidad ambiental Anticimex expone cómo afrontar la ventilación de los espacios ante las bajas temperaturas.
- Con la llegada del frío, la necesidad de tomar estas medidas es todavía mayor, ya que las personas pasaremos más tiempo en espacios cerrados
Ante este escenario, las autoridades sanitarias y los representantes del sector han establecido una serie de recomendaciones y un protocolo a seguir para garantizar espacios seguros a través de una calidad del aire interior óptima. Con todo, la compañía especializada en sanidad ambiental Anticimex ha organizado una jornada online en la que expertos en la materia han expuesto la importancia de la calidad del aire interior a la hora de prevenir la COVID-19; especialmente ahora que la llegada del frío hará que las personas permanezcan más tiempo en espacios cerrados.
Que el aire es una de las principales vías de transmisión del virus es un hecho. Lo advertía la comunidad científica internacional hace unos meses y la OMS lo reconoció poco tiempo después. El European Centre for Disease Prevention and Control (ECDC) también confirmó el dato, especificando que el contagio de la COVID-19 ocurre habitualmente en espacios cerrados interiores, en los que el virus se acumula en el aire. Para el director técnico de Anticimex, Jordi Tapias, “la transmisión aérea a través de aerosoles que potencialmente producimos las personas es una evidencia. Es fundamental poder explicar estos mecanismos de transmisión y, precisamente, proponer medidas para minimizar este riesgo en espacios cerrados”.
Medidas correctivas adaptadas a cada espacio
Según Enrique Mira, director del laboratorio Ambientalys, “frente a esta nueva vía de infección del virus, la aerosolización, nos encontramos ante un nuevo escenario. Aunque preocupante, hemos podido ver que hay distintas herramientas para poder diagnosticar la situación y aportar soluciones; todo ello relacionado con la ventilación en el interior de los espacios”.
De esta manera, la renovación del aire debe ser de 12,5 l/segundo como mínimo; un valor que se puede calcular mediante una auditoría de calidad del aire. Si no se alcanzan estas cifras, existe una serie de medidas correctoras para ajustarse a los niveles recomendados: aumentar la ventilación natural, disminuir el número de personas en la zona, o bien instalar purificadores de aire fijos o portátiles.
Con la llegada del frío, la necesidad de tomar estas medidas es todavía mayor, ya que las personas pasaremos más tiempo en espacios cerrados. Es por eso por lo que es necesario garantizar condiciones óptimas de calidad del aire interior; para que la estancia en esas instalaciones sea lo más segura y saludable posible.
Meritxell Riba
Gerente de Comunicación y Marketing
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