Mediante este mecanismo es posible desinfectar muebles, ropa o demás utensilios afectados por las chinches sin necesidad de deshacerse de ellos, siempre y cuando las chinches reciban la temperatura exacta durante el tiempo necesario. También permite evitar el uso de insecticidas, que comportan múltiples desventajas, como el riesgo para la salud pública o el daño medioambiental que supone su aplicación.
Además, los insecticidas no eliminan los huevos, y debido a la capacidad de las chinches de cama a desarrollar resistencia a determinados insecticidas, la desinfección mediante esta vía puede suponer que no se alcance el 100% de mortalidad entre los individuos adultos y las ninfas. Por todo ello, el uso de calor para eliminar chinches de cama es una excelente medida de control.