Mantén limpios y secos los depósitos de agua que estén fuera de uso como fuentes ornamentales o estanques, recipientes distintos, balsas de regadío, lavaderos, etc.
Mantén limpias, depuradas y cloradas las piscinas.
Evita que el agua se acumule durante más de 7 días, retira del exterior todos los objetos que puedan acumular agua o dale la vuelta para evitar que se llenen de agua de lluvia.
Desagua los canalones después de una lluvia y elimina cualquier resto de agua estancada en estructuras o techos planos.
Evita el riego excesivo que crea zonas encharcadas.
Revisa alrededor de los grifos y de las unidades de aire acondicionado.
Controla el agua que queda en los sumideros o imbornales de terrazas.
Usa telas mosquiteras para tapar espacios como fosas sépticas, las cámaras de aire, los forjados sanitarios y las ventanas, asegurándote de que las juntas cierran herméticamente.
Tapa los huecos de los troncos de los arboles con arena y arregla cualquier irregularidad en el terreno o superficies a la intemperie que puedan acumular agua.
Respeta a los insectívoros ya que animales como las ranas, los ruiseñores, las golondrinas o los murciélagos realizan un control biológico de esta y otras plagas de forma natural.